Por algún motivo extraño, que a veces no llego a comprender; damos más a aquellas personas de las que recibimos menos e incluso en algunas ocasiones nos hacen hasta sufrir. Nos llegamos a arrastrar buscando su aprobación, su cambio de actitud e incluso un perdón que a veces no existe.
No creo que se llegue a concebir como pérdida de dignidad, simplemente es hacer lo que sientes en cada momento y lo que quieres expresar; pero reconozco que hasta cierto límite. Y ese límite suele llegar cuando ya te cansas y ves que no merece la pena seguir intentando salvar algo que quizás ya esté perdido.
En este tipo de situaciones la cabezonería y un orgullo que no entiendo son los que marcan un posible final. Un final que quizás nunca hubieras imaginado, y que aunque algún día el agua del río vuelva a su cauce, ya no volverá a ser igual; porque esa riada ya dejó marca en los campos colindantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Thanks :)