Palabras, palabras y más palabras. Solo es eso y solo se quedan en eso, en palabras. Unas que duelen y otras que te encantan pero que de igual forma tarde o temprano te van a hacer daño. Unas se las lleva el viento y otras se quedan pinchadas con chinchetas en lo más profundo de tu corazón. E intentas olvidar y no puedes, pero no puede ser tan difícil olvidar. Nadie nos enseña a ello. Nosotros mismos nos tenemos que sacar las castañas del fuego si queremos. Pero el problema es que a veces no queremos. No queremos cerrar esa puerta, aunque luego se abra una ventana.
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